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jueves, 23 de abril de 2015

El jazmín de esperanza

                         

Una carta llega a la entrada de una hermosa casa con un bellísimo jardín llenos de flores, rosas y otras decorosas plantas que pertenece a un hombre viudo y ciego de sesenta años. Es notable el contraste entre el jardín del exterior y la frialdad y desesperanza del interior de la casa.
La empleada de Miguel, el viudo, se apresura a recibir la carta de manos del cartero mientras que en el interior gris de la casa estaba Miguel cómodamente sentado contemplando en el panel de su imaginación a su familia incluyendo a su esposa ya fallecida. Pero en este álbum mental hay un espacio en blanco reservado para su primera nieta de parte de su única hija; Daniela.

De pronto, interrumpiendo esta proyección mental, se escuchan pasos apresurados como si estuvieran trotando.
La empleada Mirta dice en vos alta y de gloria: "¡Señor! ¡Señor! hay buenas noticias para usted. ¡Puede recuperar su vista! dice en la carta de su médico que hay un tratamiento en España que dura diez años en el cual usted va a ir mejorando su vista progresivamente hasta llegar a ver con completa claridad."

Luego de un silencio funerario Miguel emitió unas palabras: "Déjame solo. ve a preparar la comida para el mediodía."
-Mirta: Si señor.
En Miguel, después de la noticia, hubo un remolino de pensamientos y sentimientos. Se levanto y se dirigió por los senderos del jardín de su esposa difunta y en su paso iba revoloteando sus brazos y manos rompiendo todas las plantas que estaban aun lado de su camino.
Mientras hacía eso pensaba: "¿De que sirve tan hermoso jardín si no lo puedo contemplar? si me voy a hacer mi tratamiento me voy a perder diez años de mi futura nieta que nunca los voy a poder recuperar."
Hasta que llegó a la entrada del jardín donde sobreabundaban jazmines de aroma penetrante y recordó que esta era la parte favorita de la esposa del jardín. Detuvo su impulso destructivo y tomó un jazmín 
con su mano derecha, sintió su aroma y pensó: "Yo solo puedo contemplar la silueta de este jazmín, es decir, su aroma y textura. Pero no puedo contemplar sus colores que son su substancia.
No voy a hacerme el tratamiento y perderme diez años de mi nieta sino que voy a contemplar el mundo y sus siluetas para ver si puedo deducir mentalmente su substancia."

Entonces comenzó un enprendimiento en busca de siluetas que dibujen conceptos.
El primer lugar que fue con este objetivo fue la plaza ubicada a siete cuadras de su casa.
A las tres de la tarde ya estaba sentado en aquel banco central de hierro oxidado para contemplarlo todo.
Solo se escuchaban los cantos de las aves y los autos que circulaban alrededor de la plaza pero nada más.
Hasta que aproximadamente a las cuatro se empezaron a escuchar risas infantiles, piesitos que corrían rápido y juegos que realizaban esos niños.

Entonces Miguel comprendió la relación del sonido con el silencio. dijo en su mente: "El silencio es el telón que da comienzo al espectáculo, es el que causa ansias y deseos. En la música el silencio crea el anhelo de escuchar la próxima nota. el silencio de la noche es el telón previo al ruidoso día. es una sombra que resalta y da relieve a lo que está por venir."

Después de haber comprendido la relación del silencio con el sonido hizo un viaje hasta las orillas del mar en un colectivo turístico. Mientras caminaba por la orilla arenosa pensaba: "La áspera arena hace resaltar la suavidad del agua. la arena le da un borde; una forma al mar y lo contiene.
El mar constantemente acaricia con sus olas a la orilla que lo contiene."
Entonces Miguel entendió la relación entre lo áspero y lo suave.
Su siguiente paso fue comprar un incienso con el aroma a jazmín y lo raspó con una lima para que la punta sea más gruesa que la parte de abajo de forma que cuando se encienda el incienso su aroma se valla degradando haciéndose cada vez más suave hasta desaparecer.
Lo puso encima de su piano, lo encendió y empezó a tocar las teclas improvisando una melodía que se  iba a ir apagando paralelamente al incienso.
Entonces, a través de la música, comprendió el aroma.
Llegado a este punto pensó: "Ya logré crear una silueta completa. comprendo el silencio y el ruido, lo suave y lo áspero y por último comprendo emocionalmente al aroma.
¿Pero que pasa con la substancia? 
Nadie ve la substancia realmente. todos vemos solo siluetas en la realidad.
La substancia la deducimos a través de la calidad de silueta que hacemos.
Por eso que existen los prejuicios al contemplar una persona."
Al poco tiempo de haber reflexionado esto y mucho más llamó a su hija Daniela para que viniera a visitarlo.
Cuando llego la hija de Miguel la llevó al jardín en la parte de los jazmines y le dijo:
-Miguel: ¡Mi nieta se va a llamar Jazmín!
-Daniela: ¿Por qué?
-Miguel: Porque ella es un silencio, un deseo; un anhelo. Va a ser agua suave que va a acariciar lo áspero; a alguien que está mal.
Y porque va a ser una niña intensa, de aroma intenso.
Entonces Miguel convenció a Daniela que le pusiera por nombre Jazmín a su nieta y no se fue a hacer el tratamiento.

                                                                      Autor: Fabricio Motta

  

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