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miércoles, 1 de julio de 2015

Todos los globos van al cielo

                  Todos los globos van al cielo

El pequeño Mateo miraba con desesperanza como su globo subía pasando por altura a él, los árboles y finalmente a los edificios hasta que simplemente lo perdió de vista. Fue entonces cuando se pregunto si iba a volver y si lo iba a hacer en las condiciones que él quería. Porque el sabía que podría volver en forma de un pedazo de elástico con un hila atado en uno de sus extremos.. Pero eso no era lo que él quería. Él quería tener a su globo atado a su mano y tirando de ella desafiando a la gravedad. Pero por lo visto eso no era posible.

Podía comprar otro globo , pero ese era especial porque era el último  que le había quedado de su cumpleaños y que adornaba el salón de fiesta.
Entonces por esa pequeña cabezita  se le pasó la idea de que tal vez su cumpleaños, es decir, los años pasados, son como ese globo que se van lejos y si vuelven, vuelven restos que son los recuerdos, pero nada más.

Así que ahora Mateo se dio cuenta que no solo había perdido un globo sino también  siete años de su edad. Y se dio cuenta que los restos de ese "globo" de años (los recuerdos) él los podría recojer cuando quisiera. Pero entonces se puso a pensar de que ahora tenía un globo en sus manos para disfrutarlo y decorarlo con muchos colores de diferentes matices para que luego, cuando llegue la hora de recoger sus restos (recordar), sea muy agradable